Buenas tardes a todo el mundo,
como ya sabéis la semana pasada estuve en unas mini-vacaciones en Stuttgart, donde se llevaron a cabo unas entrevistas de trabajo en las que espero que la semana que viene termine en buen puerto (ya no depende de mi).
El viaje comenzó el pasado 5 de diciembre, cuando tomé el tren con destino a Madrid. El viaje comenzaba bastante bien pues me encontré a mi a amigo Puertas y me acercó a la estación (un paseíto que me ahorraba). El viaje en tren fue bastante tranquilo, y una vez en Madrid estaba el mítico Joaquín esperándome para invitarme a cenar junto a su novia Eloísa. Desde aquí agredecerles como se portaron conmigo, pues después de la cena tuvieron la amabilidad de acercarme a la estación de autobuses de Avenida América.
Una vez montado en el autobús no tenía ni idea del infierno que es viajar tanto tiempo en dicho transporte. Mi idea era cogerlo y aprovechar para dormir en él, ya que con la oferta que pillé salía muchísimo más barato que el avión, pero más lejos de la realidad. Entre uno que roncaba, otro con las música versión romería a todo trapo, el asiento que me estaba chico para las rodillas (quien no lo sepa sufro de condropatía roturiana en ambas)...UN INFIERNO. Para mas inri, cuando quedaban 15 minutos para llegar a Barcelona me quedo dormido...no doy una. Una vez me bajo del autobús me doy cuenta que cuando el autobusero me tiró la maleta al maletero, abriéndose, lo que pasaba es que se me acaba de romper.
Por Barcelona, quitando cuando bajaba un bordillo se habría la maleta, la breve estancia estuvo bastante bien, aprovechando para ver Plaza España y alrededores. Me impresiona bastante pues aunque si había estado en Cataluña en más de una ocasión, era la primer vez que estaba en la Ciudad Condal. Tras un paseito y desayunar como Dios manda me fui al aeropuerto. En el Aeropuerto del Prat, estuve haciendo espera mientras leía al magnífico Santiago Posteguillo y me nutría en el Bocatta. Acercándose la hora me dirigí a la sala central donde coincidí con compañeros que esperaban la hora de la primera reunión. El primer encuentro con los alemanes fue bastante bien, nos habían preparado un catering que sirvió para seguir conociendo a parte del grueso de personas que íbamos para Stuttgart. Lo único a comentar que el calor de sala era espantoso y que era el inicio del un viaje donde las sillas en charlas y comidas brillaban por su ausencia.
Llegado el momento nos dirigimos al avión y la verdad que las dos horas que dura el trayecto se me hicieron bastante cortas al estar hablando constantemente con José y Victor, unos chicos de Valladolid y Barcelona respectivamente. Una vez en el Stuttgart cogimos un bús que nos llevo al Hotel (la casualidad nos hizo coincidir a José y a mi otra vez). En el hotel me sorprendí gratamente al descubrir que teníamos habitaciones individuales y bastante majas. Una vez me asignaron la mía por fin había llegado el momento de una duchita que la verdad que la estaba necesitando.
Terminada la ducha y de nuevo en el Lobby del hotel, me enganche con José y Alfonso para tomar una cervezas alemanas como Dios manda, pues no todo tenía que ser estrés. Una vez tomadas fuimos al hotel a descansar para el día siguiente.
El resto del viaje lo comentaré en sucesivos posts.
¡¡Un saludo a todo el mundo!!
